Publicado por Marco Antonio Gómez Lovera el Jueves
04-07-2013
CIUDAD DE MÉXICO.- De acuerdo con los
resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), disponibles
para el primer trimestre del año, la cifra de jóvenes que ni estudian ni
trabajan alcanza los 6 millones 887 mil 152. Sin embargo, “la cifra de los 7
millones cumple bien con alertar sobre algo real y urgente, pero que dista
mucho de tener alguna precisión”, advierten Gerardo Leyva y Rodrigo Negrete,
investigadores del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
En el más reciente número de Realidad, datos y espacio.
Revista internacional de estadística y geografía, los investigadores publicaron un artículo
titulado “Los NiNis en México, una aproximación crítica a su medición”, en el
cual señalan que “una cosa es entender el mérito que tiene el detonar un debate
y otra quedarse sólo con aquello que tiene shock value, sin pasar a una fase de análisis”.
Tras una descomposición de la cifra inicial, los
investigadores llegan a tres diferentes números de NiNis que dependen de la
definición que se les dé y a una aproximación a los problemas que dicho
concepto hace referencia.
¿Quiénes son NiNis?
La definición tradicional de “NiNis” se refiere
a todos aquellos jóvenes que no estudian ni tienen una ocupación laboral. Así,
basándonos en cifras de la ENOE, este grupo lo integran personas de entre 14 y
29 años que se encuentran desocupados o que no forman parte de la Población
Económicamente Activa (PEA), y tampoco se encuentran estudiando.
Así, los jóvenes desocupados que no estudian
suman un millón 158 mil 712, mientras que aquellos ubicados en la Población No
Económicamente Activa (PNEA), que tampoco estudian, alcanzan los cinco millones
856 mil 546.
De la suma de estos dos grupos, y al hacer un
ajuste final que elimina a aquellos jóvenes con algún impedimento físico o
mental para trabajar o estudiar, obtenemos la cifra que se aproxima a los siete
millones de NiNis mencionados.
¿Atender un hogar no es
trabajar?
La publicación menciona que estos jóvenes “no
están realizando la actividad propia de quien tiene un empleo, pero ello no
significa necesariamente que estén haciendo nada, así como tampoco implica que
quieran un empleo o que lo estén buscando”.
La primera crítica viene en el sentido de que se
asume que “para la población joven sólo tiene sentido trabajar o estudiar, es
decir, estar en la economía de mercado o estar preparándose para ello; de no
ser así, tal pareciera que se tratara, en primer término, de recursos humanos
desperdiciados”.
Y es que en la cifra de NiNis se compone en 79%
de mujeres, que en su mayoría se dedican a las labores del hogar. “Para la OIT,
las tareas domésticas que realizan los miembros de los hogares orientadas a
atender las necesidades propias son, sin duda, trabajo, si bien no uno que esté
contenido en la frontera de producción de la contabilidad nacional o trabajo
económico”, dicen los investigadores.
Al interior de la ENOE, la PNEA se divide entre
aquellos que están disponibles para trabajar, pero que no buscan activamente un
empleo, y quienes no están disponibles por alguna otra causa; una de estas
causas es la ocupación en el quehacer doméstico.
Si a la cifra inicial de NiNis se le resta a
aquellos hombres y mujeres en nos disponibles en la PNEA y que explícitamente
declararon realizar labores domésticas y no estar estudiando, el número es de
sólo 2 millones 633 mil 397. Esto se debe a que alrededor del 90% de aquellos
que se consideran no disponibles se dedican al quehacer del hogar.
Las más recientes estimaciones del trabajo no
remunerado en México, disponibles para el 2011, arrojaron que el valor
económico de las actividades relacionadas con las labores domésticas
equivalieron a 21.6% del PIB, alrededor de 3.1 billones de pesos.
Un enfoque a debatir
Gerardo Leyva y Rodrigo Negrete critican,
además, que esta aproximación de que los jóvenes sólo deben estudiar o trabajar
no toma en cuenta las preferencias de quienes deciden o se ven en la necesidad
de salir del ámbito educativo y no insertarse en el ámbito laboral.
Sin embargo, aceptan que hay ocasiones en las
que esta situación podría no ser deseable, por lo que la cifra de NiNis es
abordada bajo un “enfoque de derechos”, es decir, tomando en cuenta las leyes
que establecen un mínimo por cumplir, en este caso, el de la escolaridad.
Tomando en cuenta la edad de los jóvenes y el
nivel de escolaridad que se desearía para ese momento, se encuentra que sólo
984 mil 696 cumplen con el requisito establecido en la ley. Si éstos se restan
a la cifra inicial de NiNis el número disminuye a 5 millones 902 mil 456.
Pero, “cuando al etiquetársele como NiNi
decretamos que una mujer casada, mayor de 25 años, que tiene un hogar con
niños, debería estar trabajando o estudiando el bachillerato, presupone que
nosotros sabemos mejor que ella qué es lo que le conviene y a su familia”. Por
ello la investigación hace una segunda aproximación al enfoque de derechos
tomando en cuenta la definición de jóvenes de la Organización de las Naciones
Unidas, la cual limita este grupo a los 24 años.
Así, eliminando a aquellas personas no
disponibles que se dedican al hogar y que tienen 25 años o más, la cifra de
NiNis alcanza los 4 millones 1 mil 855 jóvenes.
Los que no hacen absolutamente
nada
“Lo interesante ahora es que la ENOE puede
identificar todavía a un grupo o segmento que se declara no disponible para
trabajar y que no desempeña labores del hogar: son los otros al final de toda
una larga lista de filtros”, dicen Leyva y Negrete.
Si tomamos en cuenta que aquellos no disponibles
se clasifican así por una razón de peso y que aquellos jóvenes desocupados sí
hacen algo con su vida, pues se encuentran buscando activamente un empleo,
estos “otros” son los verdaderos NiNis.
Esta cifra final engloba a tan solo 597 mil 334
jóvenes que “hasta donde la Encuesta nos permite profundizar, no están siendo
útiles ni para sí mismos ni para los demás”. Sin embargo, el contraste hecho no
termina aquí, ya que la ENOE da seguimiento a los encuestados durante 15 meses,
lo que permite observar cambios en su comportamiento.
El artículo indica que en el segundo trimestre
del 2010 solo 13.5% de aquellos jóvenes que no desempeñaban rol alguno en el
mercado laboral o en sus hogares se mantuvieron en es esta condición un año
después. “Es un hecho que la mayoría de los NiNis así tipificados cambian de
estatus a lo largo de los trimestres”, afirman los investigadores.
Derechos y edades para generar
políticas públicas
La cifra cercana a los 7 millones suele usarse
para resaltar la falta de oferta educativa, así como oportunidades de empleo
para los jóvenes. Así, se pretende que el número sea una guía para medir la
efectividad de las políticas públicas generadas para atacar estos problemas.
Sin embargo, el texto elaborado al interior del
INEGI pone en perspectiva la construcción de la cifra y cuestiona la
legitimidad del gobierno para decir cómo debe ser el comportamiento de los
jóvenes, imponiéndoles un rol meramente productivo y dejando de lado aspectos
sociales no monetarios.
Una recomendación hecha por los investigadores
para la generación de políticas públicas es aproximarse a los datos desde un
enfoque de derechos y por edades. “Si el criterio de derechos se vuelve uno
absoluto para el grupo de menores de edad, en realidad se deja atrás el
concepto de NiNis. Es el desertar del sistema escolar lo que realmente importa
aquí”, advierten.
En cuanto a los mayores de edad que no
cumplieron con la escolaridad que por ley tienen derecho, es posible atacar la
deserción en el tramo de la población más joven, pero que “conforme se avanza
en edad es un criterio que tiene que relativizarse porque ya está de por medio
una decisión adulta de cuáles son las prioridades en la vida”.
“Los autores nos inclinamos por la aproximación
diferenciada según la edad y consideramos, en realidad, no sólo irrelevante
sino como un distractor el que el término como tal de NiNis se aplique al grupo
de 15 a 17, ya que el abandono del sistema educativo es una prioridad por
arriba de si jóvenes no adultos se encuentran trabajando o no”, concluyen.
Los problemas del término
Dejando de lado las discusiones numéricas, los
investigadores del INEGI critican que el término NiNi es usado como en término
estadístico sin ser tal. “El término no ha sido, como tal, discutido de forma
multilateral como otros conceptos estadísticos; hasta ahora, no ha figurado
como tema de ninguna Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo que
la Organización Internacional del Trabajo convoca en Ginebra, Suiza, para
definir qué es y qué no es trabajo, así como las distintas categorías que
clasifican a la población por condición de actividad”.
“Lo que ha sucedido en este mundo hiperconectado
es que el término ha prosperado más bien por contagio (...) También ha
llegado a organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económicos (OCDE) que, a su vez, lo refuerzan”, explican en el
artículo.
“En suma, saldar una discusión en torno a los
NiNis así como no puede eludir la cuestión de la existencia o inexistencia de
oportunidades tampoco puede evadir si las decisiones que toman los jóvenes
sobre qué hacer en este momento con su vida son legítimas o no y el hecho de
que en la misma sociedad (e, incluso, en sus grupos más conscientes y vocales)
hay visiones contradictorias sobre el significado de otros roles en la
reproducción social que no pasan por el mercado: si deben ser vindicados o, por
el contrario, reducidos a un mínimo en la vida de las personas”, advierten.
“Por último, en la definición de NiNis
(cualquiera que se adopte) no hay que perder de vista la problemática de
permanencia frente al de transitoriedad: ¿cuál es el periodo de observación que
confirma que alguien que parece NiNi efectivamente lo es? Así, y mientras no se
hayan tomado en cuenta todo este tipo de consideraciones, los datos que se
quieran proporcionar sólo competirán por posicionarse en los medios con base en
su cruda magnitud, sin tener Ni consistencia Ni sentido”, concluyen.
FUENTE: DIENRO EN IMAGEN-EXCELSIOR
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